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lunes, 27 de junio de 2011

DESERTIFICACIÓN Y CAMBIO CLIMÁTICO EN EL PERÚ

Hay gente fundamentalista que pasaron el umbral del hombre cuerdo al del imbécil, que están pensando y gastando esfuerzos, recursos y tiempo en pensar que porque algún loco con dinero declara que el fin del mundo es tal fecha, inducen al caos y la intranquilidad a un gran porcentaje de la población mundial … en lo personal a mi me gusta siempre hablar con verdad … es una gran verdad que el fin del mundo llegará, pero a cada persona cuando ésta haiga cumplido su periodo de existencia en este mundo (o sea muera) ya sea por causa natural o por algún accidente fortuito lo que yo siempre recomiendo es que cada uno de nosotros vaya reflexionando y fortaleciéndose espiritualmente permanentemente, con el fin de que cuando llegue el momento de afrontar este momento extremo sea con dignidad y sobre todo en la gracia de nuestro Dios que es el autor de toda la existencia universal.

Consecuente con lo anterior es necesario que cuando uno muera, deje su casa (nuestro planeta tierra) tal y como lo encontró cuando nació, y si es posible dejarlo con algunas mejoras como haríamos con nuestro hogar familiar, pero generalmente no lo hacemos o lo hacemos a medias. En lugar de estar pensando en cojudeces, como : que si se acaba el mundo mañana, que una religión es mejor que la otra y convertirse en seguidor de algún fanático que se cree Jesús y que porque habla bonito y tiene poder económico hay que dar la vida por él.

En el Perú específicamente, la desertificación es un problema crítico y creciente por la pérdida de la capacidad productiva del suelo en las zonas de producción agrícola. El Perú tiene 3.862.786 hectáreas desertificadas, lo cual representa el 3% de la superficie total del país; a lo cual se suma 30.522.010 hectáreas en proceso de desertificación (Fuente: INRENA), lo cual equivale al 24% del territorio nacional o poco más de la superficie agregada de los departamentos de Ucayali, Madre de Dios, Puno y Piura. Una parte importante de la desertificación se encuentra en la costa norte (Piura-Lambayeque), la cual es un área importante de producción agrícola para la agroexportación. Las zonas áridas, subáridas y áridas subhúmedas reciben apenas el 2% de la precipitación pluvial que cae en el país.

La costa está afectada principalmente por la salinización. Es decir, el 40% de la superficie cultivada está afectada por este problema; mientras que en la sierra predomina la erosión de suelos, que afecta entre el 50% y 60% de los suelos en la zona (Andaluz et al. 2005) .

En el Perú, las causas de la desertificación están vinculadas con el manejo inadecuado del agua, el manejo productivo no sostenible; por ejemplo, prácticas agrícolas en tierras de elevada pendiente, sobrepastoreo, deforestación de lomas, bosques secos y matorrales, y minería con manejo eco-eficiente limitado. A ello se agrega la situación de pobreza de la población rural. En la costa norte se evidencia la tala indiscriminada del bosque seco, con la finalidad de obtener combustible barato; mientras que en los páramos de Cajamarca o en las punas de Huancavelica, Ayacucho, Cusco y Puno se registra el uso intensivo del suelo y prácticas inadecuadas de cultivo (Cabrera 2005).

Entre los impactos que genera la desertificación se incluyen: el deterioro del servicio ecosistemico de soporte, pues se reduce la capacidad productiva del suelo al modificarse el medio donde se desarrollan los distintos microorganismos que contribuyen con su fertilidad. Los suelos menos fértiles afectan la productividad agrícola, lo cual limita los ingresos de los productores y aumenta la inseguridad alimentaria de la población local. Como resultado, se agudiza la situación de pobreza local. De otro lado, la degradación de suelos en zonas áridas afecta la biodiversidad local. No solo se pierde la biodiversidad que habita en los suelos, sino también aquella que se desarrolla en los campos productivos.

Finalmente, la desertificación en la zona aumenta la vulnerabilidad de la población frente al cambio climático y a los eventos extremos debido a que la degradación del suelo incrementa el riesgo de deslizamientos de tierra, y reduce la productividad del suelo y los ingresos. Por tanto, la capacidad de adaptarse a dichas situaciones se reduce, aumentan los costos de manejar la actividad agrícola y se agudiza la situación de pobreza local.

La desertificación se agudiza por el cambio climático. El Perú es considerado como uno de los países más sensibles al cambio climático por la variedad y fragilidad de los ecosistemas. El cambio climático afecta el régimen de lluvias, quedando zonas expuestas a lluvias más frecuentes e intensas o, en su defecto, a períodos de prolongada sequía. Además, la variabilidad climática afecta la frecuencia e intensidad del Fenómeno El Niño.

La reducida disponibilidad de agua en las zonas áridas, que es fundamental para la producción, se agudiza porque aumenta la evaporación debido a las mayores temperaturas. Además, las plantas pierden agua cada vez absorben el dióxido de carbono. De otro lado, si en algunas áreas aumenta la lluvia, lo cual mejora la capacidad productiva, el aumento de temperatura puede estar por encima del óptimo e incrementar la evaporación de la superficie del suelo, con la consecuente reducción de la humedad en el mismo.

Diversos investigadores coinciden en que el cambio climático exacerba la deforestación. Además, amplía los efectos negativos de la desertificación y eleva los riesgos de degradación de suelo y aumenta los costos de intervención para implementar medidas de adaptación o mitigación.

RETOS Y OPORTUNIDADES

El tema de manejo sostenible de la tierra para combatir la desertificación ofrece un conjunto de oportunidades y retos. En cuanto a las oportunidades, se puede trabajar en los siguientes aspectos:

• Diseñar programas y proyectos articulados entre las convenciones de Cambio Climático, Diversidad Biológica y Desertificación, dada la estrecha vinculación entre los objetivos y temas clave que abordan en cada convención. De esta manera, se puede optimizar el uso del recurso financiero, aprovechar economías de escala y sinergias entre programas y proyectos; y además, realizar una mayor difusión al tema de desertificación.

• Incorporar el componente de manejo sostenible de la tierra en los programas y proyectos de alivio a la pobreza en zonas áridas del ámbito rural, dada la estrecha relación entre pobreza y áreas desertificadas.
• Diseñar e implementar programas de investigación que capitalicen las fortalezas del sector académico y los centros de investigación científica y las urgencias de las políticas públicas, con la finalidad de brindar una comprensión integral del tema de desertificación en las diferentes partes del país y plantear propuestas de políticas integrales para promover el manejo sostenible de la tierra.

En el diseño de una agenda de investigación, se pueden tener en cuenta los siguientes temas:
o Análisis de la naturaleza, los alcances y la severidad de la desertificación y sequía. Relación entre desertificación y agricultura.

o Estudio de las instituciones y políticas en materia de desertificación, en diferentes niveles (internacional, nacional, regional y local).

o Tecnología y mejora en el manejo productivo y mejora en el ingreso del productor, sobre la base del conocimiento tradicional y la tecnología apropiada.

o Diseño de indicadores integrados: servicios ecosistémicos, productividad, competitividad y reducción de pobreza.

o Valoración de los servicios ecosistémicos.

o Pago por servicios ecosistémicos y competitividad.

El reto que plantea el abordaje de la desertificación, al igual que diversos temas económico-ambientales-sociales, está en el estilo de la formulación de las políticas públicas. El hecho de vivir bajo situaciones inciertas o desconocidas exige de políticas adaptativas, en los respectivos ámbitos nacional, regional y local, para enfrentar problemas ambientales globales y/o locales. Este tipo de políticas está cobrando importancia debido a su efectividad bajo contextos complejos, dinámicos e inciertos (Swanson y Bahdwal 2008) . En este sentido, se sugieren algunos elementos por tener en cuenta en el nuevo estilo de formulación de las políticas públicas:

• Formular e implementar políticas públicas integrales que incorporen, cuando sea pertinente, los objetivos y compromisos asumidos en los acuerdos internacionales suscritos, como en el caso de las convenciones de Cambio Climático, Diversidad Biológica y Desertificación.

• Diseñar e implementar estrategias de financiamiento conjunto entre las convenciones indicadas para optimizar el uso de los recursos provenientes de la cooperación internacional.

• Promover la participación de los actores locales en la discusión de los programas y proyectos con la finalidad de estar no solo respaldados, sino procurar asegurar su continuidad a lo largo del tiempo, cada vez que sea pertinente.